¿Qué es y para qué sirve según la LOMCE la evaluación final de la ESO?

En la LOMCE cuando se finaliza 4º de ESO los alumnos deben realizar una evaluación individualizada final externa con carácter diagnostico. Es decir, por un lado permite comprobar el logro de los objetivos de la etapa y el grado de adquisición de las competencias correspondientes en base a unos elementos de certeza, objetividad de resultados. Por otro lado, orienta al alumnado, a las familias, a los centros y a las Administraciones educativas en sus decisiones futuras.

Las pruebas son diferentes para el itinerario de enseñanzas académicas y el itinerario de enseñanzas aplicadas (la primera permite acceder a Bachillerato y la segunda a Formación Profesional), aunque los alumnos pueden realizar la evaluación por cualquiera de las dos opciones, con independencia del itinerario cursado en 4º de ESO (incluso se pueden realizar ambas).

El Ministerio de Educación  y Formación Profesional establece los criterios de evaluación y las características generales de las pruebas, y diseña su contenido para cada convocatoria.

En la LOMCE, para obtener el título de Graduado en ESO es necesaria la superación de esta evaluación final de la etapa. En el título tiene que especificarse que opción se ha realizado en la prueba final (académicas o aplicadas).